El rincon de Dani



Reclamaciones certeras


Todo jugador de torneo que aspire a conseguir unos resultados aceptables, debe tener una buena preparación de aperturas, saber manejar al menos todos los finales básicos y, en resumidas cuentas, tener un buen número de conocimientos sobre nuestro juego que se encuentran en muchos libros y revistas.

Pero además de todo esto, que ya es mucho, puede resultar también importante un buen conocimiento del reglamento de ajedrez. De hecho, muchas veces este conocimiento puede ser la diferencia entre un rosco y unas tablitas, o entre una victoria y unas tablas, e incluso, entre un punto entero y un cero.

Empezaré con los casos que yo creo que son más habituales, y donde saber como proceder nos puede ayudar.

a) Las jugadas ilegales: estas jugadas pueden producirse (a veces incluso entre titulados) cuando uno o ambos jugadores se encuentran muy apurados de tiempo. En tales apuros, se juega casi al toque y no es raro que juguemos nuestro rey a una casilla atacada, ignoremos que nos han dado jaque al rey y hagamos otra jugada que no lo evita, hagamos saltos de caballo imposibles, etc.

Cuando nuestro adversario hace una de estas jugadas, lo que debemos hacer es detener el reloj y llamar al árbitro, y exponerle que nuestro adversario acaba de hacer una jugada ilegal. En este caso el árbitro deberá añadirnos 2 minutos, que muchas veces serán decisivos en el resultado, pues ambas banderas suelen estar muy inclinadas.

En relación con este caso contaré tres experiencias personales.

En la primera de ellas, hace 5 años, yo estaba jugando un torneo de semirápidas en Almagro. Tomé un peón de mi adversario con jaque y éste ignoró tal jaque y realizó otra jugada. Yo, un completo ignorante del reglamento, simplemente le advertí (encima lo hice durante mi tiempo, ya hay que ser pringao) que le estaba dando jaque y que hiciera otra jugada. Pues bien, al final me quede con rey y torre contra rey de mi rival, y dos jugadas antes de darle mate cayó mi bandera. Tras la partida, Ricardo Montalvo se me acercó y me dijo que podía haber reclamado jugada ilegal y que me habrían tenido que añadir 2 minutos. Esta lección no cayó en saco roto.

Unos meses después jugando en Miguelturra, me quedé con rey, torre y alfil contra rey, torre, alfil y peón de mi rival. En grandes apuros de tiempo mi adversario rechazó mi oferta de tablas y siguió jugando, cuando en un momento me hizo una ilegal, y esta vez, con la lección bien aprendida, reclamé al árbitro, que tuvo que añadirme dos minutos, con lo que poco después cayó la bandera de mi rival y conseguí un punto que me fue muy útil en ese torneo.

La última, me ha ocurrido hace unos meses, en el torneo de Socuellamos, durante unos terribles apuros de tiempo mutuos (unos 10 segundos cada uno) yo debí batir (involuntariamente, por supuesto) el record del mundo de jugadas ilegales. Mi adversario, un Maestro Internacional, no reclamó, y siguió jugando a toda velocidad, supongo que en la esperanza de que mi bandera caería antes, sin embargo cuando ambas cayeron no fue posible determinar cual lo hizo antes, y la partida fue tablas. De haber reclamado, el punto hubiera sido suyo.

b) Las reclamaciones de tablas por tercera repetición o 50 movimientos: La forma correcta para reclamar tablas por triple repetición de la posición, o por la regla de las 50 jugadas (50 jugadas sin movimientos de peón ni capturas) es la siguiente: antes de realizar la jugada con la que se den tales requisitos, detener el reloj, anotar la jugada en la planilla, llamar al árbitro y decirle que con la jugada que vamos a realizar reclamamos tablas. En este caso el árbitro comprobará si se ha producido la repetición o el número ya citado con nuestra planilla y si todo es correcto, la partida será tablas.

Si el jugador no actúa de esta manera y, por ejemplo, efectúa la jugada con la que se produce la repetición o las 50 jugadas, perderá el derecho a la reclamación de tablas y la partida continuará. En este caso podría perder medio punto muy importante para él o para su equipo.

Un detalle importante es que todo este proceso es posible en competiciones a ritmo “lento”, donde se anotan las partidas, y se hace posible saber si efectivamente da lugar a una reclamación de tablas. Sin embargo, cuando las partidas son semirápidas y no se anotan, todo dependerá de la buena voluntad (¿existe en ajedrez?) de nuestro adversario, pues no podremos demostrar si se ha producido tal repetición, a menos (esto ya lo digo yo, aunque no estoy del todo seguro), que el árbitro esté presente y certifiqué tal repetición.

c) Una jugada está definitivamente realizada en el momento en que el jugador suelta la pieza en el tablero. Esto también da origen a polémicas de vez en cuando. El caso habitual es que un jugador coge, por ejemplo, su dama y sin llegar a soltarla parece que la sitúa en digamos h6, pero después se arrepiente y la suelta en h3. En ese momento el adversario, puede que uno de sus mejores enemigos, pues esto es lo que más abunda en nuestro querido juego, le reclama (no siempre con educación) que deje su dama en h6. Tal reclamación es incorrecta y la única obligación que tiene el jugador es la de mover la dama, puesto que es evidente que la ha tocado.

d) La realización correcta del enroque es tocando primero el rey. Pues has descubierto las Américas, me dirá más de uno. Sin embargo, esta regla no es siempre conocida por los más novatos, o por algún despistado, que siempre hay, y puede dar lugar a que a alguno le obliguen a jugar su torre.

e) Cuando la partida ha sido iniciada con las piezas colocadas incorrectamente (lo más habitual, la dama en el lugar del rey y viceversa) y se descubre tal incorrección, la partida deberá iniciarse de nuevo, cuando se trate de una partida “lenta”.Por el contrario, cuando estemos jugando una partida semirápida, y ya se hayan realizado tres jugadas, la partida continuará con la posición incorrecta. En relación con este punto es conocido por algunos el caso que le ocurrió a Victor Fernández (que goza de gran reputación por su dominio de los porcentajes) jugando en Valdepeñas cuando, después de unas cuantas jugadas de un gambito Evans, descubrió que su rey estaba en el poco confortable lugar de su dama, situación que sospecho conocía su adversario antes que él, y cuando Victor fue a colocarlo en su casilla habitual, se dio de bruces con la gran deportividad de su adversario, que le obligó a dejarlo donde estaba.

f) Promoción. También se produce con relativa frecuencia el siguiente caso: estamos en un final de partida y uno de los dos jugadores (ambos están apurados) lleva su peón a la octava horizontal, momento en el que descubre que no tiene a mano una dama, entonces se pone nervioso, mira para todos lados, y busca desesperadamente una dama. Con un poco de suerte para su adversario gasta en todo este proceso 30 ó 40 segundos, que en tal apuro de tiempo tienen su importancia.

Pues todo esto se lo podría haber ahorrado fácilmente si hubiera detenido el reloj, hubiera llamado al árbitro, y le hubiera solicitado la tan deseada dama. Esta es la manera correcta de proceder.

Otra caso que también se da es que el jugador, al no encontrar la dama a mano, pulsa su reloj y deja el peón como si este fuera una dama, entonces, continuando con los despropósitos, su rival hace rápidamente una jugada y admite tácitamente que el peón promocionado hace de dama. Todo esto es erróneo, hasta que no se coloca la pieza promocionada la jugada está incompleta, y podemos obligar a nuestro adversario a que complete la jugada, por supuesto con su tiempo.

Es también conocido el caso en el cual durante la promoción del peón y al no existir una dama a mano, se suele situar una torre invertida para que haga las veces de dama. Esto también resulta curioso, porque es una práctica muy extendida en las partidas de café, pero que sin embargo es incorrecta. De hecho, si hacemos tal cosa, nuestro adversario puede reclamar que la pieza que acaba de aparecer sobre el tablero es una torre, y no una dama, no teniendo él culpa alguna de que la situemos del revés, tumbada o inclinada.

Por supuesto, hay muchos más casos y situaciones, pues como dicen las leyes del ajedrez, ningún reglamento puede abarcar todas las situaciones posibles que surgen durante una partida. De hecho, yo tengo la sensación de que me estoy dejando alguna destacable en el tintero, pero ya tengo bastante para dejar contento al webmaster, es tarde y estoy cansado de escribir.

Espero que todos estos casos os puedan servir de ayuda para entablar o ganar alguna partida, siempre y cuando vuestro rival no sea yo.

 



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