El rincon de Dani



Los campeones del mundo (II)



Después de derrotar a Steinitz, Lasker juega poco y se dedica a sus estudios de matemáticas, tras lo cual vuelve de nuevo a la competición. El sistema de entonces para designar al candidato a campeón del mundo es muy simple: Lasker puede poner (si le da la gana) su título en juego contra cualquier jugador que ponga 2.000 dólares encima de la mesa (¿seguro que han pasado 100 años?).

Transcurren los años y llegado 1907, Lasker aún no ha puesto su título en juego, por lo que decide democratizar el sistema, o sea, que reduce a 1.000 dólares el fondo exigido. El primer match en el que Lasker defiende su título se produce entre éste y el norteamericano Marshall, ganando el campeón por un amplio margen (+8, =7, -0).

Otra curiosidad de esta época es el match por el título: se proclama vencedor el primer jugador que gane 8 partidas, ¿podéis imaginar un match entre Kramnik y Leko al primero que gane 8 partidas?, yo no creo que durase menos de 15 años.

Tras Marshall, Lasker vuelve a defender su título ante Tarrasch. En la presentación de este encuentro sucede una conocida anécdota, Tarrasch, al divisar a Lasker se dirige a él y le espeta: “con usted, Doctor Lasker, me bastan dos palabras: Jaque Mate”. Y efectivamente le bastaron, Lasker gana el match por 8 a 3.

El siguiente en pasar por caja es Janowski, rival muy flojo para Lasker, que lo apaliza* sin demasiada dificultad (un año después volvieron a jugar otro match, con parecido resultado).

Sin embargo, por aquel entonces estaba destacando un jugador muy sólido, Carl Schlechter “el rey de las tablas”, que reta al campeón. No obstante, Lasker percibe el peligro, y decide aceptar…, pero poniendo unas condiciones bochornosas: para empezar, el match se celebrará a 10 partidas y Schlechter deberá ganar por dos puntos de ventaja. No acaba aquí el ventajismo de Lasker, ya que incluso en el caso de que Schlechter le consiguiese ganar por dos partidas en un match que se juega tan sólo a 10, no podría el jugador austriaco cantar victoria, sino que tendría que concederle inmediatamente la revancha a Lasker y sólo en el caso de que volviera a ganar, podría considerarse Campeón del Mundo. Schlechter juega un excelente match y llega a la última ronda con una partida de ventaja, pero obligado a jugar a ganar por las abusivas normas impuestas por Lasker, arriesga demasiado y pierde, quedando al final empatados a 5.

Estamos ya en 1911, y es el tiempo de dos grandísimos jugadores, el polaco Rubinstein y el cubano Capablanca. Lasker percibe claramente la fuerza de estos, por lo que, en lugar de buscar un enfrentamiento con ellos para dirimir en buena lid quien es el mejor ajedrecista del mundo, decide rehuir el enfrentamiento y conservar así la corona (¿todavía hay quien cree que el ajedrez es un juego de caballeros?).

En 1914 empieza la primera Guerra Mundial y naturalmente el ajedrez sufre un parón durante estos años. Cuando en 1918 finaliza la Gran Guerra, Capablanca está considerado por muchos, y con razón, como el mejor del mundo, por lo que Lasker decide enviarle una carta en la que le ¿!cede el título!?. Por supuesto, el cubano se siente decepcionado ya que desea mostrar al mundo que puede ganar a Lasker.

Finalmente, tras reunir 20.000 dólares, Capablanca consigue convencer al alemán y disputar un match por el título. El encuentro se disputa en un casino de La Habana en 1921, al mejor de 24 partidas, y el cubano se lleva el título al ganar 4 partidas, sin conocer la derrota.

 

* Nota del webmaster: El verbo "apalizar" es una pequeña licencia literaria del autor. Lo correcto sería "pegar una paliza" o "apalear"


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